Vallejo hoy

Los vecinos de Vallejo de Orbó no conocimos más industria que la mina. Ante la negativa del Estado a cumplir la cláusula 8ª de la Acción Concertada (entre el Gobierno y Minas de Barruelo) que le comprometía a suscribir las ampliaciones de capital hasta 86 millones de pesetas, devino, a partir de 1969, el cierre de los pozos Peragido y San Rafael. Nos dejaron 60 millones de toneladas de carbón y... la colonia vacía. El 95% de la población tuvo que rehacer su vida en otra parte.

Algunos hemos vuelto a la tierra que nos vio nacer. Seguimos luchando para que su historia no se olvide, y vivimos con la ilusión de ver un pueblo próspero. Quizás no el pueblo industrial que fue, pero hay alternativas. Sus recursos naturales, su riqueza paisajística, su emplazamiento en plena Montaña Palentina, su cercanía a destinos turísticos como Aguilar, Brañosera o el Alto Campoo, convierten a Vallejo en un pueblo único.

Los que se fueron, regresan en vacaciones. Sus hijos han mantenido las casas o han levantado otras nuevas. Algunos edificios se han perdido, pero otros han sido rehabilitados. Vallejo va teniendo otra cara. Quizás nunca cobijará a tantas familias como en sus tiempos de gloria, pero los que somos de aquí mantenemos la ilusión y la vida de este rincón singular. Hoy no podemos ofrecer industria, pero en Vallejo se respira tranquilidad y... naturaleza.