EL CANAL DE CASTILLA El Canal de Castilla, declarado bien de interés cultural por decreto 154/ 91, de 13 de junio, se ubica en la territorialidad autónoma española de Castilla y León. Gran parte de su recorrido atraviesa la provincia de Palencia y una parte destacada de las cabeceras de la de Valladolid, rozando levemente la parte occidental de la de Burgos. UBICACIÓN GEOGRÁFICA El recorrido total del Canal de Castilla es de 207 kilómetros, estando el mismo dividido en tres tramos o ramales:
La anchura de la caja del Canal de Castilla, varía entre los once y los veintidós metros, teniendo una profundidad que también oscila entre los 1,80 y los 3 metros. En su recorrido total, el Canal de Castilla salva por medio de sus cuarenta y nueve esclusas, un desnivel de algo más de 150 metros de altitud, las cuales a su vez facilitaban la navegación en sus dos sentidos, de un gran número de barcazas (llegó a haber más de trescientas en funcionamiento), que eran arrastradas desde las orillas por animales de tiro, generalmente mulas, que circulaban siempre por la margen derecha en el sentido de la marcha, por los caminos de sirga. HISTORIA El Canal de Castilla fue, junto con otros proyectos, uno de los sueños de la Ilustración (movimiento filosófico europeo y americano, caracterizado por la extremada confianza del hombre en la capacidad de su razón) del siglo XVIII, para crear una red de canales de navegación, que facilitasen el transporte de productos, en una época en la que el comercio comenzaba a hacerse el "amo del mundo". Una sola barcaza, transportaba en grano, el equivalente a lo que llevarían treinta carros de bueyes de la época. Respondiendo a esta demanda, surge el proyecto del Canal de Castilla, el cual fue una de las más ambiciosas obras de ingeniería hidráulica de nuestro país, llevada a cabo entre los siglos XVIII y XIX, que satisfizo los deseos de los políticos Ilustrados, los cuales intentaban por estos medios u otros similares, detener la inicial decadencia española como potencia económica y, por otro lado, suprimir el aislamiento físico y económico de algunas comarcas de la entonces: Castilla la Vieja y del Reino de León. Ya en el siglo XVI y XVII, habían existido antecedentes de proyectos similares, pero no será hasta el siglo XVIII (1751), reinado Fernando VI, cuando a instancias del Marqués de la Ensenada, se cree una comisión que estudie la posible viabilidad de desarrollar un proyecto de navegación interior; los primeros estudios y trabajos técnicos los inicia Antonio de Ulloa, viajando por países europeos donde se estaban poniendo en práctica experiencias similares y reclutando para el proyecto español al ingeniero francés Carlos Lemaur, el cual en 1751 recorre las cuencas de los ríos palentinos y valisoletanos, elaborando una serie de proyectos (hasta siete), en los cuales se basa Antonio de Ulloa, para en 1753, presentar como definitivo el "proyecto General de Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y León". En base a este gran proyecto se forjaría fundamentalmente la construcción del actual Canal de Castilla. Su construcción fue muy larga, ya que duró casi un siglo (de 1753 a 1849) y cargada de complicaciones en su mayoría económicas, aparte de superar dos guerras, la de la Independencia (1808) y la Carlista (1836). En la ejecución de las obras, intervinieron campesinos de las poblaciones próximas al trazado y otros venidos expresamente para las mismas. También intervinieron algunos destacamentos del ejército y en las dos últimas etapas de construcción, el grueso de los trabajos los llevaron a cabo presidiarios, llegando a haber - hacia 1834 - en las mismas más de cuatro mil de ellos. Aparte de la propia excavación de la caja del canal, su alzada llevaba aparejada una serie de edificaciones y construcciones anexas dignas de mencionarse, y que hoy en mayor o menor medida siguen adosadas a su recorrido. Entre todas ellas destacamos:
El Canal de Castilla, conoció su época de mayor apogeo entre los años 1860 a 1880, donde la navegación trajo consigo no sólo el desarrollo de la agricultura con entrada y salida de productos de la Meseta hacia el puerto de Santander, sino también el de la industria, ya que facilitaba el transporte de materias primas y de productos manufacturados. Con el advenimiento y desarrollo del ferrocarril, el transporte por el Canal de Castilla decayó, decretándose en el año 1959 la suspensión de la navegación por el mismo, quedando únicamente relegado su servicio como canal de riego.
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